SWEET DISPOSITION

SWEET DISPOSTION: a moment, a love, a dream, a laugh, a kiss, a cry, our rights, our wrongs.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Adiós Tata.

Nunca he sido una persona que exteriorizase mucho sus sentimientos hacia su familia, siempre he sido un poco vergonzosa con mis tíos y primos, sobre todo cuando eran bastante mayores que yo. Me da vergüenza preguntar qué tal, preguntar detalles de sus vidas por los que supuestamente debería interesarme, nunca me he enterado demasiado de los sucesos que tienen lugar en mi familia.

Sin embargo, siempre he tenido muchísimo cariño hacia todos ellos, e incluso admiración hacia mis primos mayores, me encantaba estar con ellos, quedarme a dormir en sus casas, que mis primas me dejasen sus bikinis cuando me bañaba en sus piscinas... 

Siempre he querido muchísimo a la prima Margarita, a la Tata de todos los primos, siempre la consideré una de mis primas preferidas por parte de padre, sobre todo cuando era más pequeña y pasaba más tiempo con ella. Ojalá la hubiese visto algo estos dos últimos años, pero las circunstancias de la vida hicieron que no fuera posible. Siempre la tuve ahí, en la cabeza, en el corazón, siempre que íbamos a ver a mis tíos preguntaba por la Tata y sus hijos, siempre la quise un montón. 

Estos dos años sin verla no se me hicieron raros, no es extraño que pase mucho tiempo sin que mis primos y yo nos veamos, siempre supe que estaba ahí y que cualquier día, cuando le volviese a apetecer vernos iría a visitarla. Pero hoy, día en que toda la familia la ha perdido, me he dado cuenta de que le tenía un cariño infinito que nunca he llegado a tener hacia otros primos. Me he acordado de cómo la admiraba cuando era pequeña, de los días que me pasaba en su casa, de cuando jugaba con sus hijos, de que por fin había conseguido que su hijo más pequeño me quisiese como a una prima mayor. Y no puedo dejar de sentir un inmensísimo dolor.

Espero que cuide mucho de sus hijos desde el lugar donde esté y que sepa que todos le queríamos mucho.

Adiós Tata, te quiero.

sábado, 8 de marzo de 2014

Reflexiones varias.

El autobús urbano es un 'lugar', si es que se le puede llamar así, que, no acabo de comprender muy bien por qué,  me hace reflexionar. El hecho de ver a tantas personas concentradas en un mismo medio de transporte, que viajan con caras cansadas, felices, enfadadas, cantando en silencio, o sin expresión alguna con unos enormes cascos rodeándoles las cabezas (como ocurre en mi caso), hace que las observe e imagine cómo serán sus vidas, piense en hipotéticas situaciones, en qué estarán pensando, por qué sonreirán...

Hoy fue uno de esos días en que, llegando a casa en el bus, empecé a reflexionar sobre un tema bastante irrelevante para la mayoría de la gente pero que, sin embargo, parece formar parte de nuestro día a día. El caso es que, a unos metros de mi parada, y como de costumbre, me levanté de mi asiento y esperé en el medio del pasillo a que el bus llegase a su destino para poder bajarme. Fue entonces cuando imaginé una situación bastante común: que una persona, en este caso yo, esté en medio del pasillo y haya otra detrás que, aunque se vaya a bajar en la misma parada, siente la necesidad de adelantar a quien le entorpece el paso y bajar antes del bus. Es una situación que hasta se puede creer ridícula y sin embargo no deja de repetirse.

Esto me hizo  pensar en esa sensación de impaciencia, esa inquietud que nos recorre el cuerpo cuando estamos muy cerca de conseguir algo, tan cerca que hasta podemos tocarlo, verlo, olerlo, oírlo, saborearlo. Todo el trayecto hemos ido tranquilos, cada uno pensando en sus cosas, y sin embargo al llegar, cuando estamos a punto de bajar, es cuando empezamos a inquietarnos.

Es curioso, cuanto más se acerca un momento, más deseas que llegue, y esos 20 segundos que tienes que estar andando a paso lento y esperando a que se bajen las 5 personas que tienes delante se te hacen eternos y quieres salir corriendo YA.

Y me parece gracioso porque eso mismo que ocurre cuando vamos a bajar del bus, en la cola del supermercado cuando la cajera nos está cobrando, en el aeropuerto cuando embarcamos, o cuando recogemos la maleta en el lugar de destino... esa misma sensación, la tenemos cuando vamos a vivir algo grande, algo que nos marcará para el resto de nuestras vidas, algo que sabemos, será bueno.

A veces las sensaciones y emociones que tenemos en las acciones y vivencias más cotidianas pueden tener más en común de lo que creemos con las experiencias vitales. Es simple, pero  gosto de escribir sobre estas pequeñas cosas que pienso en mi día a día.

jueves, 20 de febrero de 2014

Echar de menos.

Desapareciste sin más; cuando me fui todo era perfecto, pero a la vuelta me encontré con que todo era una mierda. Los tenía a todos. Menos a ti.

Soñar contigo es uno de los mejores regalos que puedo tener, verte durante toda una noche a mi lado, abrazarte, besarte, hablarte... o tan solo verte, eso me hace feliz. Sin embargo, por las mañanas ese sueño me juega una mala pasada, me recuerda que ya no estás y causa en mí una sensación de desasosiego horrible. TE ECHO DE MENOS. Echar de menos a una persona a la que sabes que quieres pero que nunca volverás a ver es una de las peores sensaciones del mundo; causa impotencia, hace que quiera gritar. No se la deseo a nadie. Es tener un vacío en tu interior que sabes que ahora jamás podrás llenar, por muchos amigos nuevos que vengan, por muchas veces que te sueñe.

Sé que ya he escrito mil y una veces sobre esto, pero es que al soñar contigo he sentido la necesidad de expresarlo con palabras que no se llevara el viento. Y lo peor de todo es que, tras tantísimo tiempo, te he vuelto a tener una noche para volver a perderte al despertar, y quién sabe cuánto tiempo más tendrá que pasar hasta que te vuelva a ver.

Dios... te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero.

miércoles, 1 de enero de 2014

Adiós 2103. Y no vuelvas.

Hace casi 24 horas dimos la despedida al año 2013. Un año que me enseñó muchas cosas, me ayudó a conocerme, mis fortalezas y mis debilidades, hasta qué extremos soy capaz de llegar para conseguir lo que quiero, y que no tengo una mierda de fuerza de voluntad para hacer otras cosas que a la larga son más importantes y menos superficiales que aquellas en las que me he centrado. Que hay gente que parece llegar para quedarse y después te das cuenta de que no son quien creías que eran; decepción lo llaman. Y sin embargo otras, aunque algunas llevaban años a tu lado, entran pisando fuerte en tu vida un día y no quieres que escapen. Que no a todo el mundo se le puede llamar AMIGO, y que las apariencias engañan, incluso entre amigos.
Este año he aprendido a valorar algunas cosas. Me he dado cuenta de que en mi cabeza hay mil pajaritos que intentan volar pero hasta dentro de unos años no podrán hacerlo, lo cual me frustra bastante. Que la palabra 'libertad' no significa lo que yo pensaba.
En general, en el año 2013 tuve bastantes experiencias 'vitales' para mí en cierto sentido, algunas quiero que se repitan; otras, aunque no quiera, lo hacen día a día; y hay otras que no quiero volver a conocer ni de lejos.
Los años pasan, el tiempo pasa, y cada vez me conozco mejor, igual que a los que me rodean, y aunque ello conlleve disgustos, es lo mejor.
Sólo espero que el año 2014 venga mejor de lo que lo hizo el pasado.