SWEET DISPOSITION

SWEET DISPOSTION: a moment, a love, a dream, a laugh, a kiss, a cry, our rights, our wrongs.

sábado, 8 de marzo de 2014

Reflexiones varias.

El autobús urbano es un 'lugar', si es que se le puede llamar así, que, no acabo de comprender muy bien por qué,  me hace reflexionar. El hecho de ver a tantas personas concentradas en un mismo medio de transporte, que viajan con caras cansadas, felices, enfadadas, cantando en silencio, o sin expresión alguna con unos enormes cascos rodeándoles las cabezas (como ocurre en mi caso), hace que las observe e imagine cómo serán sus vidas, piense en hipotéticas situaciones, en qué estarán pensando, por qué sonreirán...

Hoy fue uno de esos días en que, llegando a casa en el bus, empecé a reflexionar sobre un tema bastante irrelevante para la mayoría de la gente pero que, sin embargo, parece formar parte de nuestro día a día. El caso es que, a unos metros de mi parada, y como de costumbre, me levanté de mi asiento y esperé en el medio del pasillo a que el bus llegase a su destino para poder bajarme. Fue entonces cuando imaginé una situación bastante común: que una persona, en este caso yo, esté en medio del pasillo y haya otra detrás que, aunque se vaya a bajar en la misma parada, siente la necesidad de adelantar a quien le entorpece el paso y bajar antes del bus. Es una situación que hasta se puede creer ridícula y sin embargo no deja de repetirse.

Esto me hizo  pensar en esa sensación de impaciencia, esa inquietud que nos recorre el cuerpo cuando estamos muy cerca de conseguir algo, tan cerca que hasta podemos tocarlo, verlo, olerlo, oírlo, saborearlo. Todo el trayecto hemos ido tranquilos, cada uno pensando en sus cosas, y sin embargo al llegar, cuando estamos a punto de bajar, es cuando empezamos a inquietarnos.

Es curioso, cuanto más se acerca un momento, más deseas que llegue, y esos 20 segundos que tienes que estar andando a paso lento y esperando a que se bajen las 5 personas que tienes delante se te hacen eternos y quieres salir corriendo YA.

Y me parece gracioso porque eso mismo que ocurre cuando vamos a bajar del bus, en la cola del supermercado cuando la cajera nos está cobrando, en el aeropuerto cuando embarcamos, o cuando recogemos la maleta en el lugar de destino... esa misma sensación, la tenemos cuando vamos a vivir algo grande, algo que nos marcará para el resto de nuestras vidas, algo que sabemos, será bueno.

A veces las sensaciones y emociones que tenemos en las acciones y vivencias más cotidianas pueden tener más en común de lo que creemos con las experiencias vitales. Es simple, pero  gosto de escribir sobre estas pequeñas cosas que pienso en mi día a día.

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